¿Qué es el ácido úrico?
El ácido úrico es el resultado final de la metabolización de unas sustancias llamadas purinas. Las purinas se pueden producir en nuestro cuerpo, pero también se obtienen de forma exógena (externa) a través de determinados alimentos y bebidas.
Este ácido úrico obtenido se disuelve en la sangre y se elimina a través de los riñones junto con la orina. Sin embargo, en algunas ocasiones el cuerpo no es capaz de eliminar la suficiente cantidad de este ácido, y en otras, el cuerpo produce más ácido úrico de lo normal.
En estos casos se da una acumulación de ácido úrico, que se refleja en unos niveles elevados en sangre; esto se conoce como “hiperuricemia”. Se considera que hay hiperuricemia cuando los niveles de ácido úrico superan generalmente los 7 mg/dl.
Sus valores normales (que pueden variar de unos laboratorios a otros, siempre se debe indicar el método de análisis) están comprendidos entre:
- 2,4 y 6,0 mg/dl en mujeres
- 3,4 y 7,0 mg/dl en hombres
Estos niveles dependen del balance entre su producción y excreción. El 90% de las hiperuricemias es consecuencia de una menor excreción urinaria, y el 10% restante se debe a una sobreproducción de ácido úrico.
Cuando los niveles de ácido úrico se mantienen elevados un tiempo prolongado, se pueden ir formando y acumulando cristales de urato monosódico, denominados “tofos gotosos”. Con frecuencia, estos cristales presentan aristas puntiagudas que se acumulan en las articulaciones y producen un ataque de gota, que consiste en un proceso inflamatorio caracterizado por un dolor intenso.
Por lo tanto, la gota es un trastorno causado por una hiperuricemia, ya que esta, con el tiempo, provoca la aparición de depósitos de urato en las articulaciones y en torno a ellas. Y, a su vez, puede dar lugar a la aparición de una artritis recurrente aguda o crónica. Ojo, estamos hablando de exceso de ácido úrico, pero también puede haber un defecto, es decir, niveles bajos que se denomina “hipouricemia” que se ha asociado con la aparición de algunas enfermedades neurodegenerativas como son el alzheimer y el parkinson.
Causas de la aparición de una hiperuricemia y factores de riesgo
Las principales causas de la aparición de una hiperuricemia son:
- Antecedentes familiares de hiperuricemia: en caso de tener algún familiar con la enfermedad gotosa, hace que tengamos más probabilidades de desarrollar la enfermedad, por lo que existe un factor de riesgo genético a tener en cuenta.
- Edad y sexo: generalmente las mujeres suelen tener unos niveles de ácido úrico más bajos, sin embargo, los casos de mujeres con esta patología aumentan a partir de la menopausia presentando valores similares a los de los hombres.
- Dieta: limitar el consumo de alimentos ricos en purinas como son las vísceras y mariscos. Algunas bebidas como la cerveza y los licores también pueden contribuir al aumento de los niveles de ácido úrico en plasma.
- Peso corporal: obesidad o sobrepeso hace que nuestro cuerpo produzca más ácido úrico y que los riñones deban hacer un esfuerzo mayor para eliminarlo.
- Patologías ya existentes: enfermedades crónicas como son la hipertensión, la diabetes o enfermedades renales, o algunos tipos de cáncer y enfermedades hematológicas, hacen que la hiperuricemia se deba a una disminución de la filtración glomerular.
- Traumatismos y cirugías: se ha relacionado el hecho de haber sufrido traumatismo o haber tenido una intervención quirúrgica recientes con un mayor riesgo de sufrir un ataque de gota.
- Algunos fármacos: algunos diuréticos de asa (furosemida, y torasemida), los diuréticos tiazídicos (hidroclorotiazida, indapamida) y el ácido acetilsalicílico (aspirina o adiro). Varios estudios sugieren que todos ellos disminuyen la excreción renal de urato.
Síntomas y complicaciones
La hiperuricemia puede ser asintomática en sus inicios, de modo que no presente síntomas articulares, tofos gotosos o urolitiasis (cálculos en el aparato urinario).
Artitis gotosaA medida que va aumentando la concentración de ácido úrico en sangre, se pueden producir períodos con más sintomatología:
- dolor articular intenso, no sólo en el dedo gordo del pie, si no también en rodillas, codos y tobillos.
- enrojecimiento e inflamación en las zonas donde se acumulan los cristales de ácido úrico,
- reducción de la movilidad de las articulaciones, molestias permanentes en ellas, e incluso deformación.
Tener unos niveles elevados de ácido úrico de forma mantenida durante un largo período de tiempo puede facilitar la aparición de otras patologías como son la nefropatía y cálculos renales, gota recurrente y avanzada, e incluso la aparición de una artritis gotosa que es cuando hay un daño en el cartílago articular.
Tratamiento farmacológico
En función de la sintomatología y según lo adecuada que sea la valoración de los beneficios y potenciales riesgos que puede aportar la medicación, hoy en día contamos con distintos tratamientos farmacológicos para disminuir los niveles de ácido úrico en sangre y, y con ello, prevenir los ataques de gota, las eventuales artritis agudas y el resto de ls patologías asociadas que hemos visto anteriormente.
Los fármacos más utilizados, bajo prescripción médica, son: Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) que disminuyen la inflamción, Alopurinol como preventivo, Colchicina en ataques agudos y Corticoesteroides que disminuyen inflamación y dolor en ataques agudos cuando están contraindicados AINEs y Colchicina.
Tratamiento nutricional
Como en cualquier patología, un estilo de vida saludable es fundamental, ya que en él se abarcan factores modificables capaces de influir en el estado del paciente. De esta forma, una alimentación saludable y adecuada puede ayudar a mejorar la situación del paciente o evitar que empeore.
Como vengo contando, el ácido úrico es el producto de la degradación de las purinas. Estos compuestos están presentes en alimentos que consumimos con frecuencia, por lo que si se quiere reducir el ácido úrico en sangre, es necesario disminuir la ingesta de alimentos ricos en purinas.
alimentos ricos en prurinas
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RECOMENDACIÓN NUTRICIONAL
Asegurar una buena hidratación, 2,5-3 litros de agua diarios, ya que ayuda a diluir la orina. Evitando bebidas azucaradas y alcohol, sobre todo la cerveza.
Aumentar el consumo de carbohidratos y fibra en forma de cereales.
Reducir la ingesta de legumbres por su alto contenido en purinas.
Reducir el consumo de carnes rojas y vísceras.
Disminuir el consumo de grasas saturadas: carnes rojas, embutidos, ultraprocesados y lácteos con alto contenido en grasas.
Reducir la ingesta de pescado, eliminando de la dieta el pescado azul (sardinas, boquerones, anchoas) y mariscos. Se dará preferencia de consumo a los pescados blancos (lenguado, merluza y bacalao).
Potenciar el consumo de productos lácteos desnatados o semidesnatados.
alimentos bajos en purinasCuidado con verduras ricas en purinas como son los espárragos, champiñones y espinacas. Algunas frutas también son ricas en purinas, pero la relación beneficio riesgo por el alto contenido en fibra y vitaminas que presentan permite tenerlas presentes en la dieta pero con un consumo moderado.
Valorar el uso de suplementos de omega 3 ya que no se puede consumir pescado azul y su beneficio como antiinflamatorio es muy alto. También suplementar con Vitamina C.
Por último, además de las recomendaciones a nivel nutricional, existen otras, relacionadas con el estilo de vida, que también deben tenerse en cuenta.
El sobrepeso es un factor de riesgo para la hiperuricemia y la gota, por lo que la pérdida de peso sería recomendable de cara a mejorar los niveles de ácido úrico. Para fomentarla, un factor importante es la actividad física, además de regular la ingesta calórica. Por lo tanto, se recomienda adoptar un estilo de vida activo y realizar ejercicio físico con regularidad.