Aftas bucales: ¿por qué aparecen?

Las aftas son pequeñas protuberancias blancas o llagas rodeadas por una zona enrojecida. Si bien las aftas no son contagiosas, se las suele confundir con el herpes labial, causado por el virus del herpes. A pesar de no ser un problema grave, en ocasiones llegan a ser muy molestas, ya que pueden interferir en la actividad diaria, como por ejemplo a la hora de comer, beber e incluso hablar.

Las aftas pueden repetirse y ser menores (pequeñas), mayores (grandes) o herpetiformes (múltiples, en grupos o en racimos). Si bien no se conoce la causa exacta de las mismas, factores como reacciones inmunológicas frente a las bacterias comunes de la flora bucal, infecciones virales, ortodoncia o prótesis dentales, estrés, carencias nutricionales (hierro, ácido fólico y vitamina B12), traumatismos, cambios hormonales y predisposición genética, entre otros, contribuyen a que una persona sea más propensa a padecer aftas.

Para prevenir su aparición, especialmente en personas que las padecen de manera regular, los expertos aconsejan evitar los alimentos ácidos, picantes o muy calientes; llevar una dieta equilibrada con especial atención a los alimentos que ayuden a mantener niveles adecuados de hierro, ácido fólico, vitamina B y zinc, y tener una buena higiene bucodental, con el uso de cepillos suaves y cambiándolos con regularidad.

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Recuerda que si las aftas duran más de dos semanas con cuidados personales o aparecen más de dos o tres veces al año, es recomendable acudir al médico para que determine otros posibles desencadenantes.