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Cambios de peso y composición corporal durante y después del cáncer de mama

 
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Sabemos que la pérdida de peso involuntaria durante el tratamiento oncológico está asociado a un peor pronóstico en tumores digestivos, de pulmón y tumores de cabeza y cuello. Pero en el caso de las mujeres con cáncer de mama, más de un 50% de los casos presentan un aumento de peso después del tratamiento.

Este aumento de peso se suma a la pérdida de masa corporal y a menudo es un efecto secundario común del tratamiento, específicamente la quimioterapia, así como algunas formas de terapia hormonal.

Durante el tratamiento oncológico se observa:

 

  • menor actividad física
  • fatiga o falta de energía
  • aumento de la grasa abdominal
  • tasa metabólica en reposo reducida
  • alteración del metabolismo de la glucosa 
  • menopausia prematura

 

Estos cambios pueden influir en la aparición de problemas diabéticos, enfermedades cardiacas, hipertensión e hipercolesterolemia, pudiéndose producir también un incremento de grasa visceral que se asocia a peores resultados de la quimioterapia adyuvante en pacientes con cáncer de mama. 

Por eso, las intervenciones dietéticas y de ejercicio físico dirigidas a reducir la grasa visceral y a mejorar la masa muscular probablemente mejorarán los resultados del tratamiento y minimizarán los efectos tóxicos de la quimio.

 

A diferencia de los pacientes con cáncer de páncreas o de pulmón que experimentan una rápida pérdida de peso y presentan riesgo de caquexia  (pérdida de peso corporal, masa muscular y debilidad), los pacientes con cáncer de mama con frecuencia aumentan de peso después del diagnóstico. El aumento de peso a menudo es un efecto secundario común del tratamiento, específicamente la quimioterapia adyuvante, así como algunas formas de terapia hormonal y este aumento de peso  disminuye la calidad de vida y también puede disminuir la tolerancia al tratamiento ya que las pacientes pierden masa corporal magra y aumentan el porcentaje de grasa. Estos cambios en la composición corporal se hacen evidentes dentro de los seis meses posteriores al diagnóstico.

Tengamos presente que la mayoría de las mujeres parece aumentar de peso después del diagnóstico de cáncer de mama, y los estudios muestran que el aumento de peso ocurre en el 50-96% de las pacientes.

 

 

Cáncer de mama y sobrepeso

 

 

El aumento de peso ocurre normalmente cuando la ingesta energética supera el gasto energético, que es la energía que gasta nuestro cuerpo para mantenernos vivos (como respirar o hacer la digestión). Sin embargo, en los pacientes con cáncer de mama que reciben quimioterapia, la ingesta calórica suele disminuir durante el primer año después del diagnóstico; por lo tanto, el aumento de peso puede no ser el resultado de comer en exceso, sino que puede estar relacionado con una menor actividad física y una tasa metabólica en reposo reducida. Esto lo sabemos porque se puede observar una reducción del 50% en el nivel de actividad en mujeres sometidas a quimioterapia, cirugía y radiación, debido a la constante fatiga o falta de energía; y a esto le sumamos la alta probabilidad de alteración del metabolismo de la glucosa y de la provocación de una menopausia prematura que puede influir en el aumento de peso.

 Desarrollo de linfedema

linfedema cancer de mamaHay muchos pacientes que desarrollan un linfedema, es un aumento de volúmen de una o varias partes del cuerpo, debido a una acumulación del líquido linfático como resultado de la extirpación quirúrgica de los ganglios linfáticos. El riesgo de su aparición aumenta si, además, es necesario administrar radioterapia en la zona de extirpación para completar el tratamiento. Aunque puede aparecer tras la cirugía, otras veces se puede desarrollar de manera gradual o al cabo de meses o años.

Puede producir limitaciones importantes en la vida de la persona que lo padece. Una vez que el linfedema aparece no se cura, aunque sí existen varias opciones para mejorar la calidad de vida.

 Tratamiento de linfedema

El tratamiento conservador con un fisioterapeuta oncológico puede ayudar a mejorar la zona afectada y, en algunos casos, se consigue normalizar con:

 

  • el ejercicio físico pautado por un especialista es esencial para mejorar la zona afectada
  • cuidar la piel con una buena higiene, hidratación y fotoprotección
  • es importante mantener un peso corporal saludable con ayuda de un dietista-nutricionista
  • se ha visto que una dieta baja en carbohidratos, adecuada en proteínas, rica en vegetales y grasas saludables puede ser interesante y complementario al tratamiento conservador y al ejercicio físico y puede ayudar a conseguir un peso saludable, reducir inflamación y aliviar y ayudar a drenar el exceso de líquido linfático.

 

 

 

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FUENTE: geicam.org, jordinacasademunt.com, iob-onco.com

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