Con la llegada por completo del invierno muchas patologías, sobre todo dermatológicas, se agravan a causa de la sequedad y pérdida de hidratación que supone estar expuestos al frío y efectos adversos externos.
Entre estas patologías podemos encontrar xerosis (Es una alteración cutánea que se caracteriza por una piel áspera y descamada, que puede llegar a estar enrojecida y provocar cierto picor. Suele empeorar con el frío y la exposición a calefacciones, por lo que es muy importante tratar la piel durante estos meses), ictiosis, psoriasis, y sobretodo la dermatitis atópica ya que es la que abarca un rango de edad mayor (sobre todo en bebés y niños).
Es un trastorno cutáneo prolongado (crónico) que consiste en erupciones descamativas y con picor.
La causa principal es una reacción (similar a una alergia) en la piel, que lleva a un hinchazón y enrojecimiento continuo. Las personas con Dermatitis Atópica pueden ser más sensibles debido a que su piel carece de ciertas proteínas.
Es más común en bebés y puede comenzar incluso a la edad de 2 a 6 meses. Muchas personas lo superan con el tiempo a comienzos de la vida adulta, mientras que otras tienden a vivir con ella toda su vida.
Normalmente, las personas con Dermatitis Atópica tienen asma o alergias estacionales o bien, antecedentes de afecciones alérgicas como asma, rinitis alérgica o eccema. A menudo estas personas dan positivo en las pruebas cutáneas para alergia, aunque esta dermatitis no es causada por tal efecto.
Los cambios en la piel pueden abarcar diferentes estadios:
– Ampollas que supuran o forman costras.
– Piel seca en todo el cuerpo o áreas de piel con protuberancias en la parte de atrás de los brazos y al frente de los muslos.
– Secreción o sangrado del oído.
– Áreas de piel en carne viva por el rascado.
– Cambios en el color de la piel más o menos respecto al tono normal de ésta.
– Enrojecimiento o inflamación de la piel alrededor de las ampollas.
– Áreas gruesas o con apariencia de cuero, llamadas liquenización, lo cual puede ocurrir después del rascado irritación prolongada.
Tanto el tipo de erupción como el lugar dónde aparece pueden depender de la edad del paciente:
NIÑOS MENORES DE 2 AÑOS: las lesiones de la piel empiezan en la cara, cuero cabelludo, manos y pies. Se trata de una erupción que produce picor, es exudativa, espumosa que forma costras.
NIÑOS MAYORES Y ADULTOS: con mayor frecuencia en el interior de las rodillas y codos, al igual que en el cuello, manos y pies. Durante un brote intenso, las erupciones pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo.
Hay una serie de factores que pueden impulsar o empeorar los síntomas de la Dermatitis Atópica:
– Alergias al polen, moho, ácaros del polvo…
– Contacto con materiales irritantes, ásperos como la lana.
– Estrés emocional.
– Perfumes o tintes agregados en las lociones o jabones para la piel.
– EN INVIERNO: resfriados y aire seco, gripe, piel reseca, resecamiento de la piel por tomar muchos baños o duchas, enfriarse o acalorarse demasiado (cambios bruscos de temperatura).
Un buen cuidado de la piel puede reducir la necesidad de usar medicamentos, y más aún, en períodos en que estas patologías se pueden agravar, como es el caso del frío y el invierno.
Usar un humectante, crema de esteroides tópica u otros medicamentos recetados por el médico una vez humedecida la piel, hará que la absorción del corticoide sea más rápida y así reduciremos el tiempo de uso.
Tomar antihistamínicos para reducir la picazón intensa.
Mantener las uñas bien cortadas.
Usar ungüentos (como la vaselina), cremas o lociones 2 o 3 veces al día.
Escoger productos para la piel libres de alcohol, olores, tintes, fragancias u otros productos químicos.
Usar un humidificador en el hogar.
Exponer la piel al agua el menor tiempo posible, mejor baños cortos y con agua fría.
Alimentos que pueden causar alergia (como los huevos en niños).
No frotar ni secar la piel con mucha fuerza ni durante mucho tiempo.
Aplicar las cremas lubricantes, lociones y ungüentos justo después del baño, para ayudar a atrapar la humedad en la piel.
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