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Diciembre y la “fatiga festiva”

 
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Diciembre es un mes fascinante desde el punto de vista farmacéutico. Es casi como ver, en directo, cómo los sistemas de regulación del cuerpo —digestivo, hepático, nervioso y metabólico— se esfuerzan por mantener el equilibrio frente a hábitos que se alejan por completo de la fisiología humana.

Lo interesante es que este fenómeno, coloquialmente llamado fatiga festiva, está muy bien documentado en la literatura científica. Estudios en gastroenterología y neuroendocrinología (como los de A. Camilleri, mayo de 2021, y F. Konturek, 2022) demuestran cómo los grandes estímulos digestivos repetidos alteran la motilidad gástrica, la secreción ácida y la sensibilidad del intestino.

Y desde la farmacia, vemos cómo esa ciencia se transforma en síntomas cotidianos.


1. ¿Qué ocurre realmente en el aparato digestivo durante diciembre?

La sobrecarga gástrica tiene un fundamento fisiológico claro

Tras una comida copiosa, la distensión del estómago estimula la liberación de gastrina, una hormona que aumenta la producción de ácido clorhídrico. Este mecanismo está descrito desde hace décadas por estudios de fisiología gástrica (Guyton, Hall, Feldman).

En diciembre, repetimos este estímulo varias veces por semana, lo que provoca:

  • hiperacidez puntual,

  • sensación de plenitud,

  • reflujo por relajación transitoria del esfínter esofágico inferior,

  • somnolencia postprandial por activación del nervio vago.

En la farmacia lo vemos muy claro: aumenta la demanda de antiácidos y sales digestivas entre un 40–60 %.

Muchas personas creen que “cuanto más fuerte el antiácido, mejor”. Pero los estudios comparativos muestran que lo más eficaz para un ardor puntual no es un IBP (omeprazol), que tarda horas en actuar, sino un antiácido de acción rápida basado en hidróxidos o carbonatos. Incluso la alginato-terapia (ALMAX) tiene más respaldo para molestias postprandiales que los IBP.


2. Alcohol: el enemigo silencioso del metabolismo festivo

La literatura hepatológica es muy clara: la toxicidad no la produce el alcohol en sí, sino su metabolito intermedio, el acetaldehído.
Estudios de Seitz et al., 2018 muestran que incluso en consumos moderados repetidos, el acetaldehído:

  • genera estrés oxidativo,

  • altera la permeabilidad intestinal,

  • modula la respuesta inflamatoria del hígado.

Y aquí aparece una de las funciones más importantes de la atención farmacéutica en diciembre:

Si una persona ha bebido en exceso:
NO recomendar paracetamol en las siguientes 8–12 h, porque ambos compiten por las vías de metabolización hepática (CYP2E1), aumentando el riesgo de hepatotoxicidad.


3. ¿Por qué aparecen tantos gases y digestiones lentas?

La combinación de grasas + azúcares + alcohol altera la motilidad intestinal. La microbiota también responde, incrementando la producción de gas mediante fermentación. 

¿Qué odemos tomar?

- La simeticona no elimina el gas, pero reduce la tensión superficial de las burbujas, facilitando que se desintegren y disminuyendo el malestar.

- Las enzimas digestivas pueden ayudar en dispepsia funcional leve, pero no deben usarse como “permiso para comer en exceso”.

- El alginato + antiácido es el tratamiento más respaldado en reflujo postprandial festivo.


4. La parte neural del problema: el estrés festivo

Estudios recientes de neuroendocrinología señalan que la mezcla de estímulos sociales, sueño irregular y horarios alterados incrementa la liberación de cortisol y adrenalina.
Estas hormonas:

  • ralentizan la digestión,

  • aumentan la sensibilidad visceral,

  • favorecen el reflujo,

  • y alteran el apetito.

Consejo farmacéutico integrativo

Un pequeño gesto como tomar una infusión templada de melisa, pasiflora o azahar antes de dormir ayuda a activar el sistema parasimpático, reducir el cortisol nocturno y mejorar la calidad del descanso.
No es magia: es fisiología.


5. Atención farmacéutica durante este mes

Este mes ofrece ocasiones perfectas para educar en:

1. Uso responsable de antiácidos

Explicar cuándo elegir:

  • antiácidos clásicos,

  • alginatos,

  • IBP,

  • o si conviene derivación.

2. Interacciones importantes

  • Antiácidos con antibióticos (quinolonas, tetraciclinas).

  • Alcohol con paracetamol o benzodiacepinas.

  • Ibuprofeno e irritación gástrica tras comidas copiosas.

3. Consejos prácticos y fáciles

  • 10 minutos de paseo tras cenar → mejora vaciamiento gástrico.

  • Agua templada antes de la comida → estimula tono vagal.

  • No mezclar polimedicación sin supervisión → diciembre tiene muchos “puntos ciegos”.


6. Conclusión

Diciembre no es un enemigo del cuerpo: somos nosotros quienes hacemos trabajar a nuestros sistemas de regulación por encima de sus capacidades fisiológicas.
Y aquí es donde la atención farmacéutica tiene un papel fundamental: acompañar, educar, prevenir y resolver dudas con rigor. La farmacia no es solo un lugar donde “comprar algo para después”.
Es un espacio de salud, ciencia y cercanía.

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