Los dos principales factores que intervienen en el estado de salud de la persona son las características genéticas y el estilo de vida. Aunque la mayor parte de las enfermedades tienen una base genética, el estilo de vida del individuo es el factor que determina qué patología puede desarrollar en el transcurso de los años. En Europa, la mayoría de las principales causas de muerte corresponden a enfermedades crónicas relacionadas directamente con la falta de cambio de conductas asociadas al estilo de vida, que el propio individuo puede llegar a controlar.
Las conductas que representan un peligro para la conservación de la salud se consideran factores de riesgo. Dos de los principales, con mayor influencia negativa en las patologías crónicas, son:
- el sedentarismo y
- la alimentación inadecuada.
Es por ello que el ejercicio y llevar una dieta equilibrada son la pareja perfecta si queremos gozar de buena salud.
El ejercicio físico aumenta el bienestar psicológico y mejora nuestro estado de ánimo, refuerza la autoestima, genera autoconfianza y aumenta de control en uno mismo. De hecho, las personas físicamente activas disfrutan de una mayor calidad de vida, porque padecen menos limitaciones que normalmente se asocian con las enfermedades crónicas y el envejecimiento, además cuenta con una mayor esperanza de vida.
En cuanto a la alimentación, lo más recomendable es seguir una dieta equilibrada que incluya casi todos los tipos de alimentos y todos los nutrientes que necesita el cuerpo humano. Una dieta equilibrada sería aquella en la que se tomen mínimo 2 litros de agua diarios, incluya verduras en las comidas principales, ya sea como plato principal o como acompañante a otros alimentos, se consuman 2-3 raciones de fruta diarias, se ingiera una alta cantidad de fibra y en la que se evite el consumo de alimentos como el alcohol y aquellos alimentos con alto contenido en grasas saturadas, sal y azúcar.
Además de la práctica de ejercicio y la dieta equilibrada, existen en el mercado ciertos productos dietéticos que pueden ser útiles como complemento a una dieta equilibrada y hábitos saludables ayudarte a conseguir mejores resultados, siempre y cuando no se usen como sustituto de una dieta.