Tener digestiones pesadas es la incapacidad para hacer una buena digestión. La digestión se convierte en un proceso lento y pesado, apareciendo síntomas como el exceso de gases, acidez, molestias gástricas, dolor en la boca del estómago, sensación de plenitud etc.
Las causas de las digestiones pesadas son muy variadas, por lo que su origen no siempre obedece a problemas en el estómago, ya que puede ser debida a una patología de la vesícula biliar o del páncreas, los cuales se encargan de segregar ácidos, enzimas y hormonas para la digestión. En otras ocasiones, la causa es una úlcera, una gastritis, un reflujo; e incluso debido a enfermedades ya diagnosticados como son la diabetes o los trastornos tiroideos.
Las intolerancias alimentarias también hay que tenerlas en cuenta, como es la intolerancia a la lactosa. En este caso cuando se ingiere leche, queso, yogures, e incluso el pan, se puede notar una hinchazón abdominal durante la digestión.
El estrés, la ansiedad, los malos hábitos alimenticios, como comer muy deprisa y casi sin masticar, abusar de las bebidas carbonatadas, el exceso de alcohol, café o té, las comidas grasas, el famoso picoteo, que no deja descansar el estómago, la ingestión de medicamentos y un largo etcétera, forman parte de la lista de posibles causas.
Es muy importante que aprendas a reconocer qué alimentos te provocan molestias para evitarlos. En general, no consumas chocolate, café, menta, hierbabuena, cítricos, alimentos grasos o picantes o productos a base de tomate o con vinagre.
Trata de evitar las comidas copiosas, ya que un estómago lleno ejerce una presión tal que puede provocar que el alimento sea devuelto al esófago. En cambio, come con mayor frecuencia, pero menos cantidades. No tomes los alimentos demasiado calientes ni demasiado fríos y, tras las comidas, masca un chicle sin azúcar, pues la saliva neutraliza el ácido.
Existen algunos remedios o alimentos que ayudan a disminuir la acidez: la manzana tras una comida copiosa, o las almendras crudas, que pueden ayudarte a equilibrar tu pH.
La obesidad aumenta la presión abdominal, lo que puede provocar los reflujos gastroesofágicos. Acude a un nutricionista, si es necesario.
Estas sustancias agravan la dispepsia y por tanto la acidez. En su lugar, puedes tomar infusiones de manzanilla o poleo que la alivian, o tomar medio vaso de agua con una cucharada de bicarbonato sódico después de las comidas fuertes.
Cena dos o tres horas antes de irte a la cama y no te eches la siesta tras la comida del mediodía. Además, evita agacharte o practicar ejercicio físico con el estómago lleno.
Una inclinación de unos quince centímetros reduce la posibilidad de que el contenido del estómago vuelva al esófago. Para ello, puedes poner unas conteras que se llaman pata de elefante bajo las patas de la cama o una almohada con forma de cuña bajo el colchón. Dormir con almohadas extra no es una medida eficaz, porque pueden moverse durante la noche.
Aprende a relajarte y a afrontar los problemas e imprevistos con calma. La actividad física pueden ayudarte, como es la práctica de yoga, paseos o el ejercicio moderado.
Sobre todo, evita los cinturones o pantalones demasiado ceñidos alrededor de la cintura, pues pueden dificultar la digestión.
Tu farmacéutico te recomendará antiácidos, sales o complementos enzimáticos con Lactobacillus para ayudarte a aliviar el dolor ocasional y facilitar la digestión, pero si necesitas recurrir a nosotros más de dos veces a la semana, debes acudir al médico con el fin de descartar o controlar otras dolencias más graves.
Jara Vida y Salud es el lugar donde daremos solución a tus necesidades. Porque … como en casa en ningún sitio.
Email: info@jaravidaysalud.es
Tel.: +34 645 224 174