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Frío y articulaciones: lo que la ciencia sabe

 
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Durante el invierno aumenta el número de personas que consultan por molestias articulares, rigidez matutina, “crujidos”, dolor lumbar o sensación de que “las piernas pesan más”.
Lo curioso es que mucha gente cree que es “edad”, “humedad” o “la vida moderna”. Pero en realidad es fisiología pura. Y está muy estudiada.

Este artículo busca explicar, desde la ciencia pero con lenguaje cercano, qué pasa realmente dentro de las articulaciones en invierno —y cómo una adecuada atención farmacéutica puede cambiar por completo la experiencia del paciente.


1. ¿Por qué el frío afecta a las articulaciones? No es mito: es biología

La relación entre clima y dolor articular se ha estudiado desde los años 60 y se ha demostrado que los cambios meteorológicos influyen en:

  • Viscosidad del líquido sinovial

  • Perfusión sanguínea de tejidos periféricos

  • Sensibilidad nociceptiva (dolor)

  • Presión intraarticular

Cuando baja la temperatura, el líquido sinovial se espesa

El líquido sinovial es un fluido compuesto por hialurónico, lubricina y proteínas.
A menor temperatura, aumenta su viscosidad (lo mismo que el aceite en un motor frío).
Resultado:

  • movimientos iniciales más rígidos,

  • mayor fricción articular,

  • dolor en los primeros minutos del día o del ejercicio.

Esto no es enfermedad: es un fenómeno físico.

La vasoconstricción reduce el aporte sanguíneo

Los estudios de microcirculación muestran que el frío induce vasoconstricción periférica.
Menos riego → menos oxígeno → tejidos más vulnerables a contracturas y dolor.

El clima no crea lesiones: revela problemas previos

No causa artrosis ni tendinitis, pero hace más evidente la debilidad articular preexistente.


2. ¿Por qué aumenta la percepción del dolor?

El frío incrementa la sensibilidad de los nociceptores (receptores del dolor):

  • aumenta la excitabilidad de fibras C y A-delta

  • disminuye la velocidad de conducción nerviosa

  • incrementa la liberación de mediadores como sustancia P

Traducción para el oyente:
el frío hace que los nervios “avisen” más rápido y con más intensidad.


3. Articulación vs tendón: diferentes dolores

Dolor articular (sinovial):

  • rigidez matutina,

  • crujidos (“crepitación”),

  • dolor que empeora con uso prolongado,

  • sensación interna de “falta de lubricación”.

Dolor tendinoso:

  • duele al empezar → mejora cuando se calienta,

  • se localiza más superficial,

  • aparece tras esfuerzos repetidos.

Esta diferencia permite orientar mucho mejor el consejo y evitar el abuso de AINEs.


4. Atención farmacéutica basada en evidencia: qué funciona realmente

1. Termoterapia (calor mantenido 40 ºC)

Los estudios de la American College of Rheumatology indican que el calor:

  • reduce rigidez,

  • aumenta viscosidad sinovial,

  • mejora movilidad,

  • disminuye dolor percibido.

Los parches térmicos de 6–8 h tienen excelente respaldo científico.

2. Tópicos antiinflamatorios

Diclofenaco, etofenamato, ibuprofeno o salicilatos han demostrado eficacia comparable a la vía oral en muchos casos de dolor leve-moderado, con menor riesgo sistémico.
(Estudios: Altman, Tugwell, Mason, 2015–2021).

Perfectos para: rodilla, cuello, hombro y muñeca.

3. Capsaicina 0,025–0,05 %

Desensibiliza las fibras del dolor. Estudios de Backonja y McMahon apoyan su uso en dolor crónico leve y neuralgias.

4. Magnesio tópico

Aunque no actúa sobre la articulación, sí ayuda a bajar la tensión muscular asociada, lo cual reduce dolor global.

5. Ortesis estabilizadoras

La clave es que no inmovilizan del todo, sino que dan “feedback propioceptivo” para que el cuerpo se mueva mejor.

  • rodilleras en artrosis leve,

  • muñequeras en tendinopatías,

  • fajas flexibles en sobrecarga lumbar.


5. Factores del día a día que empeoran las articulaciones

No es solo el frío. Es diciembre en sí mismo...

  • más tiempo de pie,

  • más compras → más carga,

  • más tacones o calzado inadecuado en cenas,

  • más posturas forzadas (cocina, limpieza),

  • menos descanso reparador.

Todo esto aumenta contracturas, sobrecargas y mecanismos compensatorios que el paciente no identifica, pero tú sí puedes explicarles.


6. Curiosidades científicas

💡 Los crujidos articulares no indican daño.
Son burbujas de gas colapsando dentro de la articulación (fenómeno estudiado por Kawchuk, 2015).

💡 El dolor cambia con la presión atmosférica.
Cuando cae la presión ambiente, la presión intraarticular aumenta ligeramente, sensibilizando mecanorreceptores.

💡 La artrosis no duele más en invierno por desgaste… sino por neurofisiología.
Es el frío actuando sobre nervios y circulación.


7. Consejo:


  1. Mover articulaciones grandes al levantarse (1 minuto).
    Mejora la “lubricación inicial”.

  2. No usar frío en estos casos: empeora el dolor.
    El frío sólo es útil en inflamación aguda (postgolpe), no en dolor invernal.

  3. Calzado amortiguado fuera y dentro de casa.
    Reduce impacto y protege rodillas y cadera.

  4. Hidratación adecuada.
    La sinovia necesita agua para mantener su función viscoelástica.

  5. Consultar siempre antes de tomar AINEs.
    Diciembre es un mes de interacciones frecuentes (alcohol, antihipertensivos, anticoagulantes).

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