En el intestino humano conviven unos 10 billones de microorganismos, la gran mayoría bacterias, que reciben el nombre de microbiota siendo esenciales para nuestra salud. Cuidar la microbiota es importante para que nuestro organismo funcione correctamente, para tener energía e incluso hasta para estar de buen humor. Los microorganismos que viven en el intestino son los responsables de reforzar las defensas o de que nuestro tránsito intestinal sea regular. La microbiota es única en cada persona, y puede cambiar por la edad, el estilo de vida y principalmente por la alimentación.
¿Qué función desempeña la microbiota intestinal?
- Protege al organismo frente a patógenos, químicos nocivos, metales pesados…
- Se encarga de mantener el sistema inmune, para que las defensas funcionen perfectamente.
- Produce vitaminas, esenciales para nuestra salud como la vitamina K y la B12.
- Favorece la digestión, ayudando a metabolizar alimentos que por sí mismo el organismo no puede digerirlos.
- Regula el metabolismo y la energía.
¿Qué puede alterar nuestra microbiota?
Si la microbiota intestinal sufre un desequilibrio puede deberse a diversos factores: una dieta desequilibrada, que suele ser bajas en fibra y ricas en alimentos ultraprocesados, no dormir las horas suficientes, padecer estrés crónico (altos niveles de cortisol), abusar del alcohol, la ingesta de antibióticos, antiinflamatorios o sufrir infecciones. Además, procesos hormonales como el embarazo o la menopausia también alterar la microbiota.
Una microbiota alterada puede estar relacionada con diversas enfermedades, sobre todo, intestinales e inflamatorias, como la enfermedad de Crohn, el estreñimiento o la enfermedad celíaca.
¿Cómo podemos mantener sana nuestra microbiota?
- Siguiendo una alimentación saludable y equilibrada, en la que no falte la fibra es el primer paso para mantener la flora intestinal equilibrada. Teniendo presente en nuestra dieta alimentos como pan integral, avena, legumbres, nueces, verduras, fruta, resultará más fácil.
- También conviene incluir alimentos fermentados como ciertos tipos de yogur, el kéfir o la kombucha.
- Mantener una correcta hidratación.
- Evitar los azúcares refinados y los alimentos ultraprocesados.
- No abusar de los antibióticos, y solo tomarlos bajo prescripción médica. Tomando de forma conjunta probióticos específicos durante los tratamientos de antibióticos.
- Tomar suplementos con probióticos (bichitos) y prebióticos (alimento para los bichitos) de manera rutinaria, durante 10 días al mes. Existen presentaciones en el mercado para estos tratamientos suplementarios.