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Proteínas en polvo: tipos, beneficios reales y riesgos de un mal uso

 
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Las proteínas en polvo son, junto con la creatina, los suplementos más demandados en gimnasios, farmacias y tiendas deportivas. Sin embargo, alrededor de ellas circulan muchos mitos: ¿son realmente necesarias?, ¿engordan?, ¿dañan el riñón?, ¿qué tipo es mejor?
En este artículo quiero darte una visión clara y basada en la evidencia científica para que puedas entender qué son, cuándo son útiles y qué precauciones debes tener en cuenta.


¿Qué son las proteínas en polvo?

Las proteínas son macronutrientes esenciales que nuestro cuerpo necesita para construir y reparar tejidos, producir enzimas y hormonas, y mantener el sistema inmune.

Las proteínas en polvo son simplemente fuentes concentradas de proteína, obtenidas a partir de alimentos como la leche, el huevo o las legumbres, y transformadas en un formato más práctico para su consumo.


Tipos principales de proteínas en polvo

  1. Proteína de suero de leche (whey protein)

    • La más popular en el mundo del deporte.

    • Alta biodisponibilidad y rápida absorción.

    • Ideal para después del entrenamiento, cuando el músculo necesita nutrientes de forma inmediata.

  2. Proteína de caseína

    • También derivada de la leche, pero de absorción más lenta.

    • Aporta aminoácidos de forma sostenida durante varias horas.

    • Recomendada por la noche o en periodos largos sin ingesta.

  3. Proteína de huevo

    • Una de las fuentes más completas en cuanto a perfil de aminoácidos.

    • Buena opción para personas con intolerancia a la lactosa.

  4. Proteínas vegetales (soja, guisante, arroz, cáñamo, mezclas veganas)

    • Adecuadas para vegetarianos y veganos.

    • Menor biodisponibilidad que las animales, pero muy útiles si se combinan.

    • Algunas tienen mejor digestibilidad y menos alérgenos.


Beneficios reales de la suplementación proteica

  • Facilita alcanzar los requerimientos diarios: muchas personas no llegan a la cantidad de proteína recomendada (1,2–2 g/kg de peso corporal en deportistas).

  • Mejora la recuperación muscular tras el ejercicio intenso.

  • Favorece la ganancia de masa muscular si se combina con entrenamiento de fuerza.

  • Puede ser útil en dietas de control de peso, ya que aumenta la saciedad y protege la masa magra durante el déficit calórico.

  • Alternativa práctica para personas con poco tiempo, horarios irregulares o apetito reducido.


Riesgos y precauciones

Aunque suelen considerarse suplementos seguros, no son inocuos si se usan mal:

  1. Sobrecarga renal o hepática en personas con patología previa

    • En personas sanas, un consumo moderado no daña el riñón.

    • En quienes tienen insuficiencia renal o hepática, el exceso proteico puede empeorar la situación.

  2. Exceso calórico oculto

    • Aunque sean “batidos”, aportan calorías. Si se añaden sin ajustar la dieta, pueden contribuir al aumento de peso graso.

  3. Problemas digestivos

    • Flatulencias, diarrea o intolerancia, sobre todo en productos con lactosa o de baja calidad.

  4. Suplementación innecesaria

    • Muchas personas que ya alcanzan sus requerimientos proteicos con la dieta no necesitan añadir batidos.


¿Cuándo sí tienen sentido?

  • Deportistas con alta demanda de proteínas y poco tiempo para cocinar.

  • Personas con pérdida de masa muscular (ej. adultos mayores o en rehabilitación).

  • Personas con dificultades para masticar o ingerir alimentos sólidos.

  • Dietas vegetarianas/veganas donde la proteína puede ser limitada.


Conclusión

Las proteínas en polvo no son un “milagro” ni una necesidad para todo el mundo, pero sí una herramienta útil cuando la dieta no cubre las necesidades proteicas.

Lo importante es entender que el suplemento nunca sustituye a una alimentación equilibrada, sino que la complementa. Su eficacia depende de un buen entrenamiento, una dieta adecuada y un uso responsable.

En definitiva: seguridad y efectividad sí, pero siempre bajo criterio profesional.

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