La dieta KETO, conocida también como dieta cetogénica, es un régimen alimenticio que se ha popularizado enormemente en los últimos años porque quema calorías en tiempo récord.
A diferencia de otras dietas, esta es muy baja en carbohidratos, por lo que es real que se puede perder peso rápidamente. El problema es que puede poner en riesgo la salud si no se lleva a cabo con cuidado, siguiendo determinadas pautas.
En este post te contaremos todo lo que tienes que saber sobre este tipo de alimentación, incluyendo por supuesto los potenciales riesgos que puede ocasionar a tu salud.
Sabemos a la perfección que empezar una dieta siempre genera dudas, por lo que contar con información fiable es de vital importancia. Aclaramos que siempre aconsejamos visitar a un nutricionista antes de iniciar un régimen alimenticio.
La dieta cetogénica es un régimen que reduce o elimina por completo la ingesta de hidratos de carbono con el objetivo de que el cuerpo entre en cetosis, un estado metabólico en el que el organismo deja de obtener energía a través de los carbohidratos para hacerlo mediante lo que se conoce como metabolismo de la grasa.
Cuando se da esta situación, los seres humanos empleamos el glucógeno almacenado en el hígado como primer recurso. Una vez que este se consume, empiezan a consumirse los ácidos grasos, cuya liberación masiva puede traernos serios problemas para algunos de nuestros órganos.
La proporción de hidratos de carbono en una dieta de este tipo suele estar por debajo de la mayoría de las recomendaciones médicas - que es de entre un 50% y 60% -. En concreto, en estos regímenes se provee apenas un 10% o menos de carbohidratos.
Es preciso subrayar que hay varias dietas cetogénicas, algunas incluso permiten la ingesta de frutas y verduras (aunque en cantidad muy controladas). Pero también hay otras que las eliminan por completo, al igual que las harinas, los cereales y los panificados.
Por último, están los regímenes en los cuales se recurre al ayuno para propiciar la formación inicial de los cuerpos cetónicos y que requieren de mantener este hábito para lograr perder peso, a riesgo de que las grasas se oxiden.
Una dieta cetogénica hay que realizarla con mucho cuidado y siguiendo a rajatabla las pautas establecidas por el nutricionista. Si bien esto es importante en cualquier régimen de este tipo, aquí lo es más porque los riesgos son más grandes.
Veamos cuáles son los principales problemas que puede traerte para tu salud:
Al no consumir frutas y verduras, el organismo recibe un menor aporte de vitaminas, minerales y fibra, que son muy abundantes en este tipo de alimentos. Para que el cuerpo no lo sienta, deberás tomar suplementos vitamínicos.
Cuando el organismo está falto de fibra, lo que suele aparecer es el estreñimiento, razón por la cual es necesario tomar algún tipo de infusión o laxante para no tener problemas.
Por la elevada producción de cuerpos cetónicos, es común que la persona que sigue una dieta cetogénica sufra de mal aliento o halitosis.
El hecho de no poder consumir alimentos tan populares como pan, cereales, frutas, verduras y legumbres hace que sea más complicado seguir este régimen, lo que lleva a muchas personas directamente a abandonarlo a las pocas semanas.
En casos muy extremos, la dieta cetogénica puede provocar cetoacidosis debido al incremento de forma exponencial de cuerpos cetónicos en sangre. Esta situación puede llevar a la persona a sufrir graves daños en algunos órganos o incluso un coma.
Por esta razón, la mayoría de los especialistas en nutrición sostienen que para someterse a este tipo de regímenes alimenticios es fundamental tener un muy buen estado de salud previo, por lo que es obligatorio realizar las consultas médicas pertinentes.
Por todos estos riesgos enumerados anteriormente, la dieta cetogénica no es recomendable para algunas personas porque pueden presentarse graves problemas en su organismo. Los grupos de riesgos con mayor vulnerabilidad son:
Conclusiones
Si estás pensando en seguir una dieta cetogénica, debes tener presente que es prácticamente imposible que la realices toda la vida porque no promueve hábitos de salud sanos, especialmente por la ausencia de frutas y verduras o, en determinados casos, el ayuno constante.
A diferencia de otros regímenes, no promueve una alimentación equilibrada, sino que es más bien una alternativa ocasional y temporal para perder peso y grasa.
No son pocos los nutricionistas que no recomiendan las dietas cetogénicas porque es muy pobre en carbohidratos, modificando el normal funcionamiento del organismo.
Además, hay regímenes de este tipo que incluyen ayuno, un hábito que no es bueno seguir porque imposibilita al cuerpo el ingerir nutrientes esenciales. Perderás peso, sí, pero estarás mucho más débil.
En definitiva, una dieta cetogénica puede ayudarte a bajar de peso, pero nunca debes perder de vista que se trata de una situación temporal y ocasional que no puedes mantener por un tiempo prolongado porque es probable que tengas problemas de salud.
Al mismo tiempo, cuando una persona decide iniciar un régimen alimenticio, lo que busca es una alimentación equilibrada que le permita bajar de peso y tener una vida más saludable y, además, que este nuevo hábito se mantenga durante años en el mejor de los casos.
Y esto es, precisamente, lo que no sucede con las dietas cetogénicas porque están pensadas para que las personas quemen calorías de forma rápida, pero con hábitos que son muy difíciles, o prácticamente imposibles, de seguir en el tiempo.
Por supuesto que eres libre de intentarlo, aunque recuerda siempre que antes de seguir una dieta, sea cual sea, es imprescindible que visites a un nutricionista para que revise tu estado de salud y te aconseje sobre los pasos a seguir.
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