La rosácea es una enfermedad crónica de la piel que se caracteriza principalmente por la presencia de un enrojecimiento de las mejillas, nariz y frente (es lo que se llama eritema) que puede ser continuo o intermitente, acompañado de pequeñas pústulas, haciendo que a veces se confunda con acné.
Grandes personajes públicos, como el expresidente de los Estados Unidos Bill Clinton o la fallecida princesa Diana de Gales, son claros ejemplos de pieles con rosácea. El cantante español Dani Martín suele publicar en sus redes sociales imágenes de su rostro cuando está con brotes, dando una visibilidad natural y circunstancial pasajera para dar ánimo a muchas personas que la padecen y les condiciona la vida.
Su diagnóstico es muy importante para garantizar el adecuado tratamiento de la enfermedad. Aunque la rosácea tiene un buen pronóstico sobre el estado de salud general de las personas que la sufren, puede limitar la calidad de vida del paciente, y si no se trata es posible que la inflamación sostenida de la piel durante un largo tiempo produzca alteraciones y deformidades permanentes.
Causas y factores de riesgo
Cualquier persona puede padecer rosácea independientemente de sus características, pero se pueden identificar ciertos grupos de individuos que son más susceptibles para padecer la enfermedad: adultos jóvenes, habitualmente entre los 30 y 50 años de edad, de piel clara, a veces también el pelo rubio y los ojos claro... a todos se nos viene a la mente la imagen de ciudadanos del norte de Europa con las “chapas” rojas en las mejillas.
Actualmente se investigan algunas posibles causas:
• Herencia familiar: los antecedentes familiares aumentan las probabilidades de sufrir rosácea.
• Infección cutánea: la rosácea se ha relacionado con el Demodex folliculorum, un ácaro que coloniza la piel de la cara habitualmente, pero que en las personas con la enfermedad aparece en mayor número. También se ha relacionado con algunas bacterias como el Helicobacter pylori, aunque su papel no es tan claro como en el caso del ácaro.
• Alteración del sistema inmunológico: las defensas celulares de nuestro cuerpo están alteradas, de manera que la inflamación cutánea de la cara persiste en el tiempo y es más intensa de lo habitual.
• Exposición a la luz del sol: la radiación ultravioleta desencadena brotes de rosácea empeorándola hasta en el 30% de los casos. Esto hace que sea imprescindible la utilización de un protector solar diariamente.
• Aumento del flujo sanguíneo: en la rosácea la vasodilatación vascular del rostro se descontrola cuando hay un cambio brusco de temperatura (al pasar del frío al calor o del calor al frío), tras realizar ejercicio físico, al beber alcohol y al comer comidas picantes o calientes.
Tipos de rosácea
Rosácea eritematosa-telangiectásica
Estadio 1
Aparece como enrojecimiento del centro de la cara, nariz y mejillas, que puede aparecer de manera brusca. La piel suele estar muy inflamada y especialmente sensible al tacto, de hecho, puede doler y es frecuente que la persona que lo sufra sienta una sensación de ardor en la zona. Se pueden ver pequeños vasos sanguíneos dilatados en forma de arañas vasculares o telangiectasias. Cuando la piel está estable entre brote y brote presenta sequedad y persiste el enrojecimiento, esto es lo que se conoce como cuperosis.
Rosácea pápulo-pustulosa
Estadio 2
El enrojecimiento de la zona central de la cara es menos intenso, pero en este caso aparecen alteraciones que recuerdan al acné. Las pequeñas pústulas o granos aparecen en brotes, sobre todo en las mejillas. La piel también está muy sensible, pero el dolor y la sensación de ardor son menos intensos. Entre los brotes, la piel tiene un aspecto graso, se pueden ver telangiectasias en su superficie y también algunas pápulas, como granitos no inflamados y sin pus. No es frecuente la presencia de comedones (puntos negros), al contrario que en el acné.
Rosácea fimatosa
Estadio 3
El ‘fima’ hace referencia al engrosamiento de la piel por degeneración de la dermis y epidermis al soportar una inflamación persistente en el tiempo. Sucede en personas que sufren alguno de los tipos de rosácea que hemos descrito previamente, y casi todos los casos de este tipo de rosácea se dan en varones. La piel tiene un aspecto tosco, se aprecian los poros muy dilatados, se pueden ver arañas vasculares rotas y suele tener un brillo superficial graso. Al tacto, la piel está rugosa y se palpan bultos internos, por la fibrosis irregular. La región donde aparece con más frecuencia es en la nariz, en ese caso se denominaría rinofima, pero también puede presentarse en las orejas (otofima), frente (metofima), barbilla (gnatofima) o párpados (blefarofima).
Otro tipo de rosácea que hay que tener en cuenta sería la rosácea fulminante que acostumbra a aparecer en mujeres jóvenes de forma brusca y se caracteriza por la presencia de mucha inflamación con pústulas y nódulos internos. Brota de forma generalizada en la cara y provoca cicatrices permanentes. Los límites entre este tipo de rosácea y una forma agresiva de acné son muy difusos, pero en cualquier caso el diagnóstico precoz y el tratamiento rápido mejoran el pronóstico a largo plazo.
Tratamiento
Es imprescindible la visita al dermatólogo y posteriormente seguir los consejos de los especialistas en farmacia. Los puntos más importantes del tratamiento son:
• Tratamiento tópico: existen cremas con medicamentos que pueden ayudar al control de la rosácea. Deben utilizarse en primer lugar, antes de probar otras posibilidades. Las cremas más utilizadas son aquella que llevan metronidazol o ácido azelaico. Otros compuestos que también se utilizan en forma de crema son los retinoides, derivados de la vitamina A.
• Tratamiento oral: cuando la rosácea es moderada-grave, o no se consigue controlarla con el tratamiento tópico, se debe intentar regularla con tratamiento oral en forma de comprimidos. En primer lugar, se intenta con antibióticos orales, como la doxiciclina o el metronidazol. Su efectividad es muy alta, pero si fallan se debe intentar el tratamiento con retinoides orales, como la isotretinoína.
• Erradicación del Demodex: si la rosácea presenta coinfección cutánea por el ácaro Demodex su eliminación mejorará la enfermedad y aumentará las probabilidades de éxito del resto de tratamientos. Para ello se suele utilizar una crema con antiparasitarios, como la permetrina, que basta con aplicarse durante un tiempo limitado.
• Láser: para el tratamiento de las telangiectasias y el enrojecimiento persistente se puede utilizar láser, que destruye las estructuras alteradas de la piel. Es muy efectivo, aunque requiere varias sesiones y por supuesto un mantenimiento de cuidado diario,
Medidas preventivas
La rosácea no es una enfermedad que se pueda prevenir, del mismo modo que tampoco se puede eliminar completamente. Aparece por primera vez y desaparece completamente por causas no del todo conocidas, y suele durar varios años. Durante ese tiempo hasta la mitad de los casos cursa en brotes con empeoramientos puntuales. Estos brotes sí se pueden prevenir con medidas generales y la higiene adecuada que ayudan a hacer más llevadera la enfermedad y evitar recaídas. Algunas de estas medidas para prevenir los brotes de rosácea son:
• Identificar los desencadenantes: a cada persona le afectan más o menos ciertos factores desencadenantes. Los más frecuentes son el calor/frío, el ejercicio físico, beber alcohol, comer comida picante o caliente, y la exposición solar. En los momentos puntuales de estrés, los brotes también van a ser más frecuentes.
• Hidratación cutánea: se debe aplicar cremas hidratantes a la piel de forma diaria. Eso favorece la integridad de la barrera cutánea y evita que le afecten las agresiones externas.
• Evitar productos irritantes: lociones de limpiado ácidas o demasiado secantes pueden desencadenar un brote de rosácea. También se deben evitar los productos exfoliantes faciales agresivos.
• Utilizar crema fotoprotectora: la fotoprotección con factor 50 que cubra además los rayos UVA es esencial para que la enfermedad se mantenga controlada.
• Buscar el maquillaje adecuado: el enrojecimiento facial puede persistir a pesar del control de la enfermedad, para disimularlo existen maquillajes específicos que camuflan las rojeces gracias a sus tonos verdosos. Aconsejables son las cremas tipo BB Cream, llevan factores hidratantes con color que camuflan las telangiectasias o arañas vasculares.
• Usar champús y geles suaves: de este modo la piel no se irrita con tanta frecuencia, y tampoco los ojos, que suelen ser muy sensibles a la caída de champú en la ducha. Debe tener un pH neutro, alrededor de 7, que el pH de nuestro cuero cabelludo.