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Síndrome del Ojo Seco, una dolencia ocular muy frecuente

 
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La sensación de ojo seco es una enfermedad que afecta a las lágrimas y a la superficie ocular, viéndose afectado todo el conjunto que forma la unidad funcional lagrimal, que son las glándulas lagrimales, la superficie ocular, los párpados y los nervios que conectan entre sí a estos tres elementos. Su función es la de mantener la superficie del ojo transparente y lubricada para poder tener una visión nítida y sin molestias.
Cuando se altera su funcionamiento también se altera la composición de la lágrima provocando síntomas incómodos y dificultad en la visión.

 

sindrome ojo seco

 

 

Síntomas que nos conducen al Síndrome del Ojo Seco


El principal síntoma del ojo seco es la sensación de tener un cuerpo extraño o arenilla dentro el ojo, acompañado, en ocasiones, de dificultad para abrir los ojos, sobre todo al levantarse por las mañanas. También puede aparecer sensación de sequedad ocular, picor y escozor.
Puede suceder que aumente el lagrimeo, esa sensación de ojo lloroso, ya que la calidad de la lágrima es deficiente y el ojo trata de compensarlo produciendo más cantidad.
Dificultades para ver bien o ligera visión borrosa, especialmente tras pasar un periodo de tiempo prolongado leyendo o frente al ordenador.
Inflamación de los párpados (blefaritis): los párpados se muestran enrojecidos y con escamas.
En casos más graves, pueden darse pequeñas y múltiples erosiones en la córnea (queratitis punctata), que pueden producir dolor, intolerancia a la luz (fotofobia), enrojecimiento del ojo y mayor lagrimeo.
Los síntomas suelen aumentar a lo largo del día y su intensidad, ser mayor durante la tarde y la noche.


Causas del Ojo Seco

Tenemos que diferenciar entre los factores que influyen a su aparición y desarrollo y las causas que lo producen.

Factores que influyen en la aparición y desarrollo del síndrome del ojo seco:

Las que presenta el propio paciente: como baja frecuencia de parpadeo (tras períodos de lectura prolongados); uso de pantallas y dispositivos electrónicos; algunos trabajos u oficios que requieren alta atención visual, como trabajar al microscopio; mantener los párpados muy abiertos; una posición de mirada fija; el envejecimiento, el sexo femenino (afecta más a mujeres que a hombres); baja reserva de algunas hormonas (andrógenos); o ciertos medicamentos.
Y las condiciones medioambientales propias de oficinas o despachos, u otras típicas de entornos predisponentes, como exposición a productos químicos, a polvo ambiental, baja humedad relativa o alta velocidad del viento.

Las dos causas que producen el ojo seco son:

El déficit de secreción acuosa:


Asociado a una enfermedad llamada Síndrome de Sjogren o a otras enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico, entre otras. Por obstrucción de los conductos de la glándula lagrimal; por alteraciones en los nervios que regulan la producción de lágrima de las glándulas (en el caso de uso de lentes de contacto o diabetes, este, así como tras algunas cirugías oculares); o por la utilización de algunos fármacos que disminuyen la secreción lagrimal (fundamentalmente, antihistamínicos, beta bloqueantes, antiespasmódicos, diuréticos y algunos fármacos psicótropos).

El exceso de evaporación de agua:


Provocado por la falta de producción de grasa para la capa grasa de la película lagrimal o por trastornos de la apertura de los párpados, por baja frecuencia de parpadeo o por la acción de algunos fármacos.
Este exceso de evaporación también puede estar causado por déficit de vitamina A, uso de fármacos tópicos, conservantes de algunos colirios, uso de lentes de contacto o alergias que afectan a la superficie ocular.

 

Cómo se trata el Ojo Seco


Según la Sociedad Española de Oftalmología (SEO), el ojo seco no se cura, pero sí se puede controlar y, de esta manera, reducir las molestias y síntomas que ocasiona. Para ello, esta entidad recomienda los siguientes tratamientos:

Lágrimas artificiales: son compuestos inocuos que imitan la composición de la lágrima del ojo. El oftalmólogo debe prescribir la más adecuada a cada paciente, que debe ser constante y emplear la lágrima con la frecuencia que le indique su médico. El farmacéutico podrá asesorarte sobre la variedad de soluciones que existen en el mercado, como las que contienen ácido hialurónico.
Higiene de los párpados y el borde palpebral: en muchas ocasiones, el ojo seco está acompañado de blefaritis –inflamación de los párpados debida la acumulación de grasa y baterías sobre su borde-. Para tratarla, se aplica calor local sobre los ojos y, a continuación, se realiza un ligero masaje en el borde del párpado con espuma, gel o una toallita específica.


Es importante puntualizar que no existe un tratamiento específico de este síndrome, salvo en los casos en que sea una enfermedad de tipo general la que lo provoque -como por ejemplo la artritis reumatoide o la avitaminosis-, en cuyo caso, el tratamiento a aplicar será el propio y específico de la afección que lo causa.

 

 

Consejos para prevenir el ojo seco

 

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Sé cuidadoso al despertar.

Cuando te despiertes, abre los ojos con precaución y evita frotártelos violentamente.

Acuérdate de parpadear.

Aumentar la frecuencia del parpadeo te ayudará a prevenir el ojo seco.

Intenta prevenir la alergia.

Lleva a cabo las medidas preventivas adecuadas para evitar la alergia ocular como, por ejemplo retirar de la habitación peluches o alfombras en caso de alergia a los ácaros.

Evita los ambientes calurosos o demasiado secos.

En invierno, coloca humidificadores en la habitación y mantén a raya el uso del aire acondicionado en verano.

No te seques el pelo con secado

El aire caliente que expulsa puede agravar los síntomas en tus ojos.

No te expongas al viento sin gafas de sol.

Protégelos con gafas de estilo envolvente.

Conduce con las ventanillas cerradas.

De esta manera, reducirás la exposición de tus ojos al viento y a las corrientes.

 Huye del humo.

Tanto del humo de los cigarrillos como del de la contaminación, ya que este ambiente puede aumentar la sequedad e irritación del ojo.

Ten precaución en el trabajo.

Habla con tu equipo de salud laboral; ellos te podrán aconsejar acerca de las pautas de prevención más eficaces según los riesgos de tu puesto de trabajo.

Toma alimentos con ácidos grasos omega-3.

El pescado azul, como el salmón, las sardinas o las anchoas, constituye una fuente natural de este nutriente, aunque también puedes consultar con tu oftalmólogo la posibilidad de tomar suplementos alimenticios.

Utiliza lágrimas artificiales con Ácido Hialurónico y/o complementos alimenticios de ácidos Omega 3

 

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