Los síntomas de la enfermedad celíaca son cada vez más amplios, tardíos, leves o intermitentes, lo que con frecuencia dificulta el diagnóstico.
La enfermedad celíaca es la intolerancia a un complejo proteico presente en el trigo, la cebada, el centeno, la espelta y otros cereales: el gluten.
La ingesta de gluten en sujetos con esta intolerancia provoca una respuesta del sistema inmunitaria que provoca daños en el intestino delgado, concretamente en el revestimiento del intestino, lo que impide o dificulta la absorción de ciertos nutrientes y favorece la aparición de diarreas, cansancio, anemia, pérdida de peso y otras complicaciones.
Se trata de un problema importante de salud pública, sobre todo cuando hablamos de casos sin diagnosticar. Se estima que por cada persona diagnosticada hay otras 30 sin diagnosticar. Se ha detectado un aumento significativo de casos en los últimos años, tanto en Estados Unidos como en Europa, lo que podría responder a una influencia de origen ambiental, aunque no existen todavía estudios que lo confirmen.
También existen evidencias de que algunas infecciones aumentarían el riesgo de enfermedad celíaca en personas genéticamente predispuestas y, dado que el disparador de la enfermedad celíaca es el gluten, también influirían los cambios en los patrones de consumo, de procesamiento o de preparación de alimentos con esta proteína.
Deficiencias nutricionales en la Enfermedad Celíaca
Un estudio retrospectivo con 309 adultos diagnosticados de enfermedad celíaca entre el año 2000 y el 2014, realizado por investigadores de Mayo Clinic, en Rochester (Minnesota) encontró deficiencias nutricionales en el momento del diagnóstico: de vitamina B12, vitamina D, ácido fólico, hierro, zinc y cobre. El déficit de zinc resultó clave puesto que apareció en casi el 60% de los afectados.
El equipo descubrió que solo uno de cada cuatro diagnosticados presentaban pérdida de peso, por lo que es necesario estar atentos a una variedad de síntomas bastante alejados de las manifestaciones clínicas tradicionales. Se postula que la pérdida de peso puede estar enmascarada por la dieta hipercalórica de la sociedad occidental.
Es crucial detectar dichas deficiencias a tiempo y proporcionar pautas de alimentación y la suplementación adecuada al paciente, ya que el déficit de vitamina B12, vitamina D, folato, hierro, zinc y cobre, altera el sistema inmune y favorece la aparición de patologías crónico-degenerativas y autoinmunes.
Manifestaciones físicas de la enfermedad celiaca
Los síntomas físicos de las intolerancias alimentarias son muy variados:
- Fiebre
- Cefaleas
- Depresión
- Insomnio
- Sensación de frío
- Disminución de la capacidad de concentración y atención
- Pérdida de memoria
- Cansancio
- Llagas en la lengua
- Aftas en la mucosa bucal
- Queilitis, glositis
- Picores de piel sin causa alérgica
- Diferentes tipos de lesiones en la piel (eczemas, psoriasis, dermatitis herpetiforme y rosácea)
- Sequedad de piel y/o mucosas
- Caída de cabello
- Debilidad de las uñas
- Alteraciones menstruales e incluso pérdida de las menstruaciones (abortos de repetición)
- Dolores articulares
- Dolores musculares que pueden confundirse con fibromialgia
- Contracturas frecuentes de espalda (cuello, lumbar, ciática) y mandíbula
- Problemas urológicos como aumento de la frecuencia miccional y urgencia miccional, con cultivo de orina negativo
- Alteraciones de la líbido y de la erección
- Pérdida o aumento de peso
Manifestaciones sistémicas de la enfermedad celiaca
Entre las manifestaciones sistémicas de la enfermedad celíaca más frecuentemente detectadas están:
- Problemas de fertilidad
- Anemia que no responde al tratamiento
- Patologías autoinmunes: como diabetes tipo 1, hipertiroidismo, hipotiroidismo, artritis reumatoide, psoriasis, …
- Fracturas óseas ante golpes leves
- Osteoporosis precoz
- Pérdida de cabello
- Cambios en la piel
- Trastornos neurológicos
- Trastornos emocionales
- Neuropatía de fibras pequeñas
- Falta de coordinación al ponerse de pie
- Mareos o sensación de desmayo
- Cefaleas
- Disfunción sexual
- Sudoración anormal
- etc.
Patologías relacionadas con la sensibilidad al gluten no celíaca
La sensibilidad al gluten no celiaca, es un síndrome diferente a la alergia y la intolerancia al gluten -o enfermedad celiaca- (pues las pruebas en ambos casos son negativas) pero la salud de la persona mejora cuando deja de comer gluten.
Sus síntomas son comunes a muchas otras condiciones por lo que se dificulta mucho el diagnóstico (dolor difuso, fatiga o cambios bruscos de comportamiento).
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