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Vitamina D en la mujer

 
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Ya sabíamos que la vitamina D es buena para los huesos y para fortalecer el sistema inmunitario, pero ahora se ha demostrado que niveles altos de vitamina D  protegen a la mujer frente al cáncer de mama y otros tipos de tumores.


La vitamina D es una hormona esteroidea que interviene en la absorción intestinal de calcio y es fundamental para la formación y el mantenimiento de unos huesos sanos y fuertes, previniendo la osteoporosis. También facilita la movilidad de los músculos, permite la conexión entre el cuerpo y el cerebro, mejora el estado de ánimo, aporta energía, ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y protege frente a las infecciones, reequilibrando el sistema inmunitario en periodos de convalecencia, épocas de cansancio, estrés, etc. Por el contrario, los signos que nos hablan de un déficit de vitamina D son fragilidad de huesos, dolor y debilidad muscular, infecciones frecuentes, depresión o desánimo y piel reseca. También se relaciona su déficit con patologías como la hipertensión arterial, el desarrollo precoz de ateroesclerosis, cardiopatía isquémica e insuficiencia cardiaca, además de trastornos autoinmunes, alérgicos, infecciosos, neurológicos, inflamatorios, digestivos e incluso, depresivos.


¿Por qué es tan importante en la mujer?

La vitamina D actúa como una hormona y como tal actúa en todas las etapas de la vida de una mujer. En la edad fértil de la mujer su deficiencia dificulta la implantación del embrión y favorece el síndrome de ovarios poliquísticos; durante el embarazo, su insuficiencia se asocia a un mayor riesgo de sufrir diabetes gestacional, parto prematuro y bajo peso del bebé al nacer y, finalmente, en la menopausia, los niveles correctos previenen problemas cardiovasculares, cáncer de mama, obesidad y osteoporosis.


¿Por qué la vitamina D protege a la mujer del cáncer de mama?

En lo que respecta al cáncer, las últimas investigaciones han demostrado que en zonas con mayor exposición a los rayos UVB existe una menor incidencia y mortalidad en hasta 13 tipos de cáncer, entre ellos, de mama, colon y ovario. La explicación está en que la vitamina D es en realidad un complejo sistema hormonal que ejerce su acción en prácticamente todos los órganos y tejidos, ya que el receptor para la vitamina D (VDR) se halla en casi todas las células del organismo, ayudando a prevenir tumores. De hecho, según explican desde la Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria (SESPM), existen evidencias que demuestran que las mujeres con niveles más altos de vitamina D tienen menos riesgo de desarrollar un cáncer de mama que las que lo tienen deficitario.


Fuentes de vitamina D

  • Procedente de la luz solar (de los rayos UV-B).
  • La vitamina D puede obtenerse del queso, los huevos, los lácteos y el hígado.
  • También se encuentra de forma natural en muchos pescados azules como el atún, el salmón o la caballa.

De ahí que sea tan importante una buena alimentación y la práctica de ejercicio físico al aire libre, claves para mantener nuestro organismo en unos buenos niveles.

Sin embargo, se calcula que la mitad de los españoles no tiene un nivel óptimo de esta vitamina, lo que se explica por la escasa exposición a la luz solar, uso de cremas con filtro de radiaciones ultravioletas y la baja ingesta en alimentos ricos en vitamina D. La hiperpigmentación cutánea (tener color de piel más oscuro) también es una de las razones por las que España, aun siendo un país con muchas horas de luz solar, tiene una alta prevalencia de insuficiencia de vitamina D.

Las mujeres jóvenes tienen suficiente con una exposición a los rayos solares durante 5-15 minutos diarios en brazos y piernas; mientras que las mujeres mayores de 70 años deben permanecer más tiempo, pues la síntesis cutánea es inferior en un 75%.

Las personas mayores de 65 años constituyen uno de los principales grupos de riesgo, pero cada vez se observan más niños y jóvenes en los que el nivel bajo de vitamina D ocasiona importantes problemas de salud, razones por las que a menudo puede ser necesaria una suplementación.

Los estudios realizados en personas con hipovitaminosis en vitamina D han demostrado, además, que la vitamina D al ser liposoluble está “secuestrada” en nuestros adipocitos (células de nuestro tejido adiposo), y que, por lo tanto, el sobrepeso o la obesidad contribuyen al déficit de vitamina D.

Disminuir esa grasa corporal puede ayudar a aumentar las concentraciones de esa vitamina D almacenada.

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