Con la llegada de septiembre no solo se retoman las rutinas escolares y laborales, también empieza una época en la que aparecen los primeros resfriados, alergias y pequeños accidentes propios del día a día. Por eso, es un buen momento para revisar y preparar el botiquín familiar, de manera que contenga lo esencial para dar respuesta rápida a las molestias más habituales.
Un botiquín no sustituye la consulta médica, pero bien organizado puede ahorrar visitas innecesarias a urgencias y ayudarnos a actuar con seguridad en casa.
¿Por qué es importante actualizar el botiquín en septiembre?
Durante el verano, muchos medicamentos y productos sanitarios pueden haberse deteriorado debido a las altas temperaturas o la humedad, especialmente si se han guardado en lugares inadecuados (como baños o cocinas). Además, con la vuelta al cole aumenta la exposición a virus, y con ello los episodios de fiebre, mocos o dolor de garganta en niños y adultos.
Revisar el botiquín en estas fechas permite:
- Comprobar caducidades y desechar productos en mal estado.
- Reponer básicos antes de que los necesitemos.
- Adaptar el contenido a las necesidades de la familia (niños pequeños, deportistas, personas con alergias…).
¿Qué debe contener un botiquín de septiembre?
Un botiquín bien preparado debería incluir tanto medicamentos de uso común como material de primeros auxilios. Los más recomendables son:
- Analgésicos y antitérmicos: como paracetamol o ibuprofeno, siempre siguiendo las dosis recomendadas según la edad y el peso. Son útiles para la fiebre o dolores leves.
- Termómetro digital: herramienta básica para controlar la temperatura, especialmente en niños.
- Productos para resfriados leves: suero fisiológico para lavar la nariz, pastillas para la garganta y soluciones salinas para la congestión.
- Antihistamínicos orales: útiles en casos de alergia estacional o reacciones leves, siempre bajo indicación.
- Probióticos: cada vez hay más evidencia de que el uso de ciertas cepas puede ayudar a reducir la incidencia de infecciones respiratorias, algo muy interesante en niños en edad escolar.
- Material de cura: gasas estériles, vendas, esparadrapo, tijeras, pinzas, apósitos de diferentes tamaños y antisépticos como clorhexidina.
- Gel hidroalcohólico o toallitas desinfectantes: imprescindibles en tiempos de alta transmisión de virus.
En el caso de familias con niños, también puede ser útil disponer de pomadas para golpes leves o de soluciones para aliviar el dolor por la salida de los dientes.
Consejos farmacéuticos para un botiquín seguro
- Conservar en un lugar adecuado: lejos del calor, la humedad y la luz solar directa. Lo ideal es una caja cerrada, fuera del alcance de los niños.
- Evitar la automedicación: los antibióticos no deben formar parte del botiquín casero, ya que requieren siempre prescripción y supervisión médica.
- Revisar caducidades periódicamente: al menos dos veces al año. Los medicamentos caducados deben llevarse a la farmacia para su correcta eliminación (punto SIGRE).
- Organizar el contenido: lo ideal es separar el material de curas del de medicamentos, para localizarlo con rapidez en caso de necesidad.
- Incluir siempre el prospecto: nunca se deben guardar comprimidos o sobres sueltos sin envase, ya que se pierde información esencial sobre dosis y precauciones.
CONSEJO
Tener un botiquín actualizado y adaptado a las necesidades familiares es una forma sencilla de ganar seguridad y tranquilidad en casa. No se trata de acumular medicamentos “por si acaso”, sino de disponer de lo básico para responder a las pequeñas urgencias del día a día.
Y algo fundamental: el botiquín no sustituye al farmacéutico ni al médico. Es una herramienta de apoyo, pero siempre que haya dudas sobre la conveniencia de usar un medicamento, la mejor decisión es consultar con un profesional sanitario.
Así, septiembre se convierte en el mes perfecto para revisar lo que tenemos, reponer lo necesario y empezar la temporada con todo bajo control.